Feria de semillas orgánicas |
Por Vivi Benito para EnRedando
Las semillas agrícolas son la
base de la soberanía de los pueblos. Su libre intercambio y circulación
garantiza la reproducción de la diversidad y de la vida. ¿Qué pasa cuando este
patrimonio colectivo de los pueblos queda en manos de empresas transnacionales?;
¿Qué pasa con el derecho a la alimentación? Por estos días la preocupación se
extiende por todo el país en el marco de la hermética discusión sobre una nueva
Ley de Semillas que profundizaría más aún su control corporativo. enREDando
consultó al especialista Carlos Vicente, de la organización GRAIN, quien nos
ayuda a encontrar claridad sobre un tema vital y complejo.
“La naturaleza es pródiga.
Despilfarra una abundancia admirable para asegurar la continuidad de la especie
(…) Ella no ejerce control de calidad sobre cada una de sus semillas. En el
ciclo de la vida, la que no germina servirá de alimento para otras especies.
Por eso el despilfarro no significa desperdicio. La generosidad es tanta que no
hay como concentrar todo en pocas manos. Diariamente se constata: una gran
producción sin reparto causa hambre. El monopolio es antinatural”, observa con
lucidez el brasilero Werner Fuchs.
Sin dudas los ciclos de la
naturaleza, múltiples y perfectos, garantizan la reproducción de la vida y
lejos están de las lógicas capitalistas de acumulación. Las comunidades
originarias y pueblos campesinos del mundo consideran a la semilla como
sagrada, como alimento que nutre, que da vida, por eso es considerada
patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad. Privatizarla significa
mercantilizar la vida, cercenar la capacidad de los pueblos de decidir sobre la
producción y el consumo de los alimentos.
Por estos días, el Ministerio de
Agricultura junto a las Cámaras Semilleras y sectores del agronegocio se encuentran
discutiendo un nuevo texto para la Ley de Semillas, según los borradores que se
conocen y por las declaraciones públicas de algunos funcionarios, puede
interpretarse que a través del nuevo articulado la política nacional de
semillas seguirá subordinada a las exigencias de las empresas transnacionales.
La discusión de la Ley hasta el momento se presenta como una decisión hermética
entre el gobierno nacional y las multinacionales, y es casi nulo el margen de
discusión y de incidencia que tienen las organizaciones y movimientos
campesinos, que serían los principales afectados por estas reformas.
“Lo central del anteproyecto de
Ley es que avanza en la privatización de las semillas y potencialmente de toda
nuestra biodiversidad. Es importante remarcar que las organizaciones que
encaramos esta campaña nos oponemos a todos los derechos de propiedad
intelectual sobre formas de vida, y por lo tanto, cuestionamos también la ley
de semillas del año 73. Pero este anteproyecto aumenta el control corporativo
sobre las semillas, prohíbe un derecho fundamental como lo es guardar semilla y
permite un sistema de policía privado para sostener el control por parte de las
corporaciones del monopolio sobre las semillas”, nos explica Carlos Vicente,
responsable de comunicación de GRAIN para América Latina y miembro del Foro de
la Tierra y la Alimentación, en diálogo con enREDando.
“La Ley se encuentra en discusión
en el ámbito del Comisión Nacional de Semillas (CONASE) dentro del Ministerio
de Agricultura y están tratando de llegar a un acuerdo con las Cámaras
Semilleras y los grandes productores. A partir del anuncio público del Ministro
Yahuar, la Federación Agraria Argentina se ha retirado de la mesa de
negociación y, aparentemente, las negociaciones están estancadas. Pero no hay
que olvidar que el Ministro expresó con claridad el deseo del Gobierno de
presentar el Proyecto al Parlamento antes de fin de año”, agrega Carlos con
preocupación.
¿Qué significa política y
ambientalmente monoplizar nuestras semillas? “Significa tener el control de
nuestro sistema alimentario desde la base misma de la agricultura que son las
semillas. Así pueden decidir claramente qué podemos comer y cuanto tendremos
que pagar para hacerlo. Por supuesto que este control desde la base se extiende
a toda la cadena y está siendo implementado de manera agresiva por el
agronegocio con el consentimiento y la complicidad de los gobiernos”, señala
Carlos.
Por la Soberanía Alimentaria
La preocupación de las
organizaciones y movimientos campesinos nucleados en el Movimiento Nacional
Campesino Indígena/ CLOC - Vía Campesina se ha ido extendiendo de norte a sur
del país, a través de movilizaciones, actos de visibilización y la difusión del
documento 10 motivos para luchar contra el proyecto de ley que pretende
privatizar las semillas en la Argentina.
En distintas geografías del país
el reclamo es común: la defensa de la vida, el repudio al voraz avance del
agronegocio y a la connivencia política. “Por ahora no se ha abierto ninguna
instancia de consulta, las solicitudes que hemos hecho algunas organizaciones
para acceder a un borrador del anteproyecto no han tenido ninguna respuesta”,
agrega Vicente.
Desde el 16 de octubre, Día de la
Soberanía Alimentaria, en Rosario se vienen realizando acciones públicas de
denuncia y concientización de la mano de un conjunto de organizaciones
sociales, culturales y políticas que luchan contra el modelo de explotación y
saqueo, comercialmente llamado agronegocio. “Llamamos a rechazar este proyecto
de ley diseñado por la multinacional Monsanto y el Gobierno Nacional, que
fomenta la privatización de la vida y del conocimiento, profundiza el control
monopólico de la cadena alimentaria, restringiendo, aún más, la capacidad del
pueblo de decidir sobre la producción y el consumo de los alimentos”, expresó
el colectivo de organizaciones en un comunicado.
Semillas verde dólar
Detrás de cada semilla hay gran
cantidad de información, de conocimientos y saberes ancestrales. Su libre uso e
intercambio es un tema vital para la humanidad que los poderes manejan a
puertas cerradas. Quien tiene el dominio de las semillas, domina nada menos que
la vida y la alimentación de los pueblos. La circulación e intercambio de
semillas ha estado entre las prácticas más importantes de la agricultura
tradicional pero se ha ido perdiendo con la industrialización de los procesos y
el monopolio por parte de las transnacionales.
En nuestro país, el proceso de
industrialización de la agricultura de profundizó en la década del 90 con la
imposición del monocultivo, el desplazamiento del cultivo de especies locales
por especies para exportación, la creación de variedades “mejoradas” e híbridas
y el control de las semillas a través de los derechos de propiedad intelectual.
“Durante los años 90 el
agronegocio se consolidó como modelo dominante en Argentina de la mano de la
llegada de los transgénicos y su avance arrollador hasta llegar a las más de 20
millones de hectáreas de soja transgénica que están sembrándose en este
momento. Para hacerlo fue necesaria la complicidad del menemismo que de la mano
del entonces Subsercretario de Agricultura Felipe Solá creó las condiciones
pseudo legales para posibilitarlo", detalla Carlos.
En ese marco enumera la creación
de la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA), que
abre las puertas para aprobar los transgénicos sin ninguna investigación
independiente (1991); la reglamentación de la Ley de Semillas del 73 para
incrementar los derechos de propiedad intelectual sobre las semillas (1991); la
aprobación por resolución ministerial "en 81 días" de la soja
transgénica de Monsanto resistente al glifosato a través de un expediente de
146 páginas presentado en inglés, en el año 1996. "A este panorama hay que
sumarle la modificación de la Ley de Patentes, del año 94, que abrió las
puertas para el patentamiento de los eventos biotecnológicos. Lamentablemente
el nuevo desembarco de Monsanto en Argentina de los últimos meses tiene
características muy similares al de aquellos días”, detalla Vicente cada uno de
los pasos perfectamente planificados y ejecutados dentro de esta estructura de
poder al servicio del dios dinero.
¿De qué se habla cuando se dice
"régimen de propiedad intelectual de las semillas"? Cómo afecta esto
a la agricultura campesina y familiar?
- Las formas de propiedad
intelectual sobre las semillas que se han instrumentado durante los últimos 50
años han sido dos: los derechos de obtentor regulados por la Unión
Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) y las
patentes. Lo que se está tratando de implementar con la modificación de la Ley
de Semillas es la aplicación de la norma de UPOV 91 que avanza hacia un sistema
muy similar al de las patentes. Este régimen tiene múltiples impactos sobre la
agricultura familiar y campesina: impone semillas provistas por el mercado
corporativo, exige la compra de semillas cada año incrementando los costos de
producción, ilegaliza y erosiona el uso y conocimiento de las semillas nativas
y criollas, permite la apropiación de las mismas por las corporaciones y pone a
los agricultores en manos de Monsanto y las demás corporaciones del agronegocio
al poder estas llegar a controlar las semillas y la producción en cualquier
predio para garantizar que no estén usando "sus semillas".
La nueva planta de producción de
semillas de Monsanto, la introducción de una nueva soja transgénica y la ley de
semillas, podrían encuadrarse dentro del avance de las multinacionales sobre
nuestros recursos: ¿Qué hacer desde el pueblo y las organizaciones para
frenarlo?
- Las resistencias que han
surgido y se han fortalecido durante los últimos años demuestran que nuestra
sociedad está reaccionando y poniendo freno al avance corporativo: la lucha
contra las fumigaciones, el repudio a la planta de Monsanto en Malvinas
Argentinas y el rechazo a este intento de modificar la Ley de Semillas son una
muestra clara de ello. Por supuesto que existen alternativas, la Soberanía
Alimentaria y las Semillas como patrimonio de los Pueblos al servicio de la
humanidad que propone la Vía Campesina y el Movimiento Nacional Campesino
Indígena son un camino que hoy es abrazado por millones de personas en el campo
y la ciudad. Para que estas propuestas se conviertan en políticas públicas
tendremos que recorrer un largo camino. ¡Pero las semillas ya están sembradas y
no podrán ser privatizadas!
Más información:
Semillas en debate (Darío Aranda)
"Semillas: Patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad"
Lucha contra Monsanto. Resistencia de los movimientos de base al poder empresarial del agronegocio en la era de la “economía verde” y un clima cambiante
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"Semillas: Patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad"
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Fuente original del artículo: EnRedando
Otro artículo sobre las consecuencias de la privatización de las semillas en la India:
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